Hace poco vi a alguien llorar. Triste, moribundo, desecho en esas lágrimas en las que cada gota era un defecto mal llevado, una mala contestación, un NO por respuesta. Pero aún así no debería haber llorado. La vida es un regalo y el tiempo es muy valioso, demasiado como para pasarlo llorando por las esquinas. Ese alguien me dijo que lloraba porque todo, absolutamente todo le aburría. Unos minutos después a los dos nos pareció absurdo pero aún así creo que hay alguna espina clavada en ese corazón. La vida le aburre. ¿Os parasteis a pensar alguna vez en que este 18 de marzo de 2011 no volverá a ocurrir JAMÁS? ¿En que los segundos que le habeis dedicado a esta lectura no volverán NUNCA? Pues bien, yo sólo digo una cosa: VIVID, y sed libres de ser vosotros mismos porque dentro de nada os vereis con hijos y nietos y os preguntareis dónde ha quedado vuestra vida.
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