Aquí por siempre.
Todo tiene una salida. Una solución. Una vía de escape. Ésta es la mía.
miércoles, 23 de marzo de 2011
Me encuentro frente a mi ordenador y mis dedos parecen no querer teclear nada más alla de lo que estás leyendo. No sé que voy hacer, no sé lo que hice ni sé lo que haré pero está bien así. Que las cosas sigan su curso. Que mi mundo, mi universo, en definitiva, mi vida, vuelva a la normalidad. Estoy harta de hartarme. Cansada de cansarme. Quiero saltar, bailar, ser libre. Quiero ser yo. Prohibido prohibir. Nada de obligar. Nunca fui tan feliz como lo estoy siendo ahora mismo, en este mismo instante en el que las letras llegan a tus ojos, sí, te escribo a ti, esto está dedicado a ti, por que hoy es tu día. Y el mío. Y el de seis mil millones de personas más. Un día lleno de expectativas, de ocasiones perdidas o quizás aprovechadas, depende del individuo. Alegre. Trágico. Divertido. Un día que podría dejar de existir. O que no olvidarás jamás. Todavía no ha acabado así que deja lo que estés haciendo, sal a la calle y vive. Vive y deja vivir. No temas. No llores. No dejes que nadie arruine tu día. Porque es tuyo y no te lo deben arrebatar. Simplemente dale plantón a todas esas sonrisas de doble filo y manda a todos a freír esparrágos, menos a ti.
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