Aquí por siempre.

Todo tiene una salida. Una solución. Una vía de escape. Ésta es la mía.

lunes, 22 de julio de 2013

Comiéndonos.

Y seguir deshaciéndonos así. Entre copas de vino y cigarros consumidos. Entre labios, besos y versos. Versarte ha sido lo mas doloroso e intenso que he hecho después de besarte. Porque tú puedes estar en el octavo o noveno cielo que yo, desde el subsuelo seguiré sintiendo tus mordiscos. Porque estaremos lejos y a la vez cerca, y acerca de alejarme solo pienso en pensarte. Y en dedos en mi cuello y en besos en el cielo. Porque hablo de tus costillas y de copos de nieve y canciones mientras busco tus sonrisas, tus cosquillas. Pienso todas las madrugadas en la mirada que tienes impresa a fuego en el antebrazo. Qué ganas de desayunar contigo y que hambre de cenarte. Tú conviertes los abrazos en magia y mis palabras en arte. 

viernes, 3 de mayo de 2013

Añoro.

Echo de menos todo lo que éramos antes de echarte de menos. antes de nosotros. Antes de que todos los días fuesen fin de año y mucho antes de saberme todos tus lunares. Antes incluso de que tú fueras mis palabras, mi abril y mis manos. Echo de menos el dolor que me causaba no tenerte. La melancolía que recorría mi rostro cada vez que te veía en fotos. El simple hecho de no pensarte al besar otros labios. Añoro el dolor que me llevaba a escribir algo más que estos absurdos versos. No encuentro razones para escribir más que para escribirte a ti. Antes vomitaba sobre el papel todos mis zumos gástricos, ahora tan sólo despierto con ganas de nosotros. Desde que ya no soy sin ti, mi nostalgia ha dejado de escribir(te).

jueves, 2 de mayo de 2013

Pensando.

Pensando sobre que escribir sólo me vienen palabras a la boca que no hacen más que caer en el rincón de tu recuerdo. Porque eres mi abril, mi maravilloso e inquietante mes de abril. Nunca sé si vas a llover o si me vas a calentar. Porque eres desquiciante, cariñosamente desquiciante. Porque no quiero que anden tus zapatos más allá del umbral de mi puerta. No quiero que te vayas por la ventana, el mismo sitio por el que entraste. Te has quedado marcado cerca de mi muñeca, donde me lates, lenta y dolorosamente. Despertaré por las mañanas sabiendo a ti. Nos sabremos el uno al otro. Y sigo pensando sobre que escribir...

Contigo.

Harta de la gente que, con el grave sonar de mis pasos, alzan su cabeza y añaden a la escena dos o tres cuchicheos despectivos que, intencionadamente van a parar a mis oídos y mi mente los traspasa directamente a la papelera de reciclaje. Sin embargo, de vez en cuando, a esos archivos les da por restaurarse y volver al lugar donde estaban, allá donde estaban, allá donde mis comeduras de olla, mis virus. Lo peor de todo es que esta papelera llega a saturarse y no tiene la opción "vaciar" como en todas las demás. La mía simplemente se formatea. Y vienen las tardes de nostalgia, las tardes sin tardes y las mañanas sin ti. Porque no me despierto si no es contigo.