Me gana la rabia. Estoy sangrando a raudales. El dolor viene dado por esos pinchazos que me atraviesan todo el lomo. Quiero defenderme, y de hecho debería hacerlo, pero estoy demasiado confuso para ello. Despues de toda la vida haciéndome creer que me querían me humillan así, ante toda esta gente. Oigo voces, carcajadas y gritos de admiración. Miro para ellos, dolorido. Tanto que, aunque no tengo la capacidad de decirlo, lo saben y se burlan, despreocupados. El dolor se transforma en una mezcla de rabia y fuerza. No sé ni cómo ni porqué pero algo me impulsa a ir hacia ellos y salto hacia su asiento. Algunos escapan, otros sin embargo, sienten una mínima parte de lo que yo he sentido. Luego, me agarran por detrás y me clavan el último de los pinchazos. El dolor me perfora, hace que me tambalee y acabe tirado, casi muerto en ese suelo arenoso que rearfima que sangro demasiado como para sobrevivir, pues ya está teñido de rojo. La sangre se derrama por mi boca. Un último suspiro. Una última mirada a ese individuo que viene hacia mi lleno de orgullo, con un cuchillo en la mano y una sonrisa fanfarrona en la cara. Está bien, esta vez, el gana.
¿Y TU COMO VES LA TAUROMAQUIA?
Xenial. Pode chegar a ser unha saida pola porta grande dun centro comercial ou un museo internacional....
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