Y otros se van.
A veces por elección propia, en las que se supone que el dolor debe ser menor y otras por algo llamado destino, azar o suerte, o simplemente curso de la vida.
Muchas veces no nos dejan despedirnos y eso que aborrezco las despedidas pero en este caso querría tener otra oportunidad. Un simple minuto para decirte lo que nunca te dije, para volver a verte sonreír de la misma forma que antes, ver esos ojos brillantes susurrándome te quiero.
No sé que voy a hacer a partir de ahora, vivir y dejar vivir como siempre digo pero, cuando ya no te queda ningún motivo por el que hacerlo, ¿de qué sirve? No puedo cambiar el chip, saber que no va a estar cuando salga, saber que esos labios jamás rozarán los míos. NO! Miles de pensamientos pasan por mi mente demasiado rápido. Párate, no quiero pensar. No quiero arrepentirme. Ni volver atrás pero estoy muy confusa. Lo quiero y sé que él me quiere.
Esta despedida que no sé si lo será definitivamente, está en nuestras manos. Suma y sigue, porque yo no puedo más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario