Aquí por siempre.

Todo tiene una salida. Una solución. Una vía de escape. Ésta es la mía.

lunes, 27 de junio de 2011

Sobre mi colchón ideológico.

Puede que sólo sea una perturbación enajenada.

Puede, tan sólo puede, que esto sea una utopía demasiado utópica revestida de tópicos típicos que hacen que todo sea mágico.

Puede que tus ojos no sean tuyos y sean del diablo más diabólico que jamás vivió en el infierno por ser desalojado gracias a su absoluta y ruin maldad.

Puede que tus palabras no sean verdaderas, quizás sacadas de una absurda y burda película llevada al éxtasis por esos dos enamorados.

Puede que tus labios no besen los míos del mismo modo que los míos lo hacen.

Puede que tus manos sean oscuras, lapidadas al olvido de futuras almas subyacentes por el dolor que ellas causarán.

Puede, quien sabe, que tu cuerpo sea sucio, debido a las somnolientas manchas del mal que quizás algún día, exhausto de tanta bondad y felicidad, realizó.

No hay nada demasiado claro pues nada se puede aferrar al paso del tiempo y nada, dicen es para siempre.

No lo creo. Ese para siempre tiene su significado en el ahora, en mis pensamientos, tal día como hoy, a estas altas horas de una madrugada más, o una menos, según se vea.

Y hoy, algo me dice que es para siempre.

Y puede que todo lo anterior sea cierto. Pero sólo es una mísera posibilidad entre las muchas que barajo. Todo se basa en eso, barajar. Cuantas más cartas barajemos, más posibilidades tendremos. Y tú tienes todas mis cartas. 100% de posibilidades de obtener nuestro objetivo común. Común. Bonita palabra, contigo forma un significado único y tergiversado por las malas lenguas pasan de un oído al otro sin especial magia para ellos. Sin embargo, ellos son ciegos por la estúpida sociedad que los enferma, y no voy a ser yo su médica. Ya bastante tengo con lo mío. Con lo nuestro. Nosotros somos diferentes, no obstante, tú y yo somos iguales; es parecido a luchar contra la corriente y encontrar a otro que también luche contra ella.

Puede que algún día me dé cuenta de que lo que hago está mal y que me traerá consecuencias.

Más quien no arriesga no gana. O eso dicen. Y yo soy de las que no saben perder. O más bien de las que nunca deja de ganar.

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